Cada habitante recibe $ 56 anuales, mientras que a un bonaerense le llegan 2.140. Santa Fe es la provincia con la peor situación. Los datos fueron publicados por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
Con $ 56 por habitante por año, Córdoba está relegada en el listado de transferencias nacionales a las provincias. Según un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), los porteños, en el mismo período (2010) recibieron unos $ 2.138 cada uno y los bonaerenses se ubicaron en el segundo puesto, con unos $ 1.486 cabeza, apenas por encima de lo que recibió un santacruceño en concepto de subsidios, $ 1.477.
En la comparación con otras jurisdicciones, Santa Fe es la que genera más recaudación por habitante para la Nación y la que menos recibe. A los fines de estudiar la distribución regional de los subsidios, en la cual se consideran las transferencias realizadas en cada provincia por el Ministerio de Planificación Federal, aparece también Santa Fe entre las menos tenidas en cuenta.
Según el Iaraf, junto con Corrientes y Córdoba, son las tres que menores transferencias per cápita reciben por año. Así, la relación entre las jurisdicciones que más y que menos subsidios reciben es de 53 veces.
En su análisis del impacto de los subsidios, el Iaraf señala tienen un efecto en la distribución del ingreso personal, en el sentido que pueden favorecer a personas de distintos estratos poblacionales. A su vez, si los subsidios son distribuidos de una manera desigual entre las distintas provincias, “existe un efecto regional de importancia a tener en cuenta. En definitiva, al momento que se decida una eliminación relevante de los actuales subsidios a la producción, es clave que se estudie la manera de mejorar sus efectos tanto sobre la eficiencia como sobre la equidad en el uso de los mismos, y evitar que se terminen acentuando las actuales distorsiones existentes. Aspectos como la gradualidad, previsibilidad y transparencia deberían ser los pilares de cualquier reforma a implementarse de ahora en más”, agrega.
El trabajo también avanza en el esquema que generará una baja y/o eliminación de los subsidios a la producción para que “no se acentúen las distorsiones que ya provocaron cuando fueron introducidos”.
Plantea que los subsidios introducen modificaciones en los precios relativos de la economía, ya que abarata un bien y/o servicio con relación al resto de los bienes de la economía que no se encuentran favorecidos por este esquema. “Esta baja de precio genera en las familias efectos que llevan a que se consuman más cantidades del bien o servicio subsidiado, a la vez que por el lado de la oferta se tiende a desalentar la inversión en nueva infraestructura que permita en un futuro obtener una mayor producción de estos bienes y servicios”, dicen los autores.
A nivel macroeconómico, el estudio advierte que por la “magnitud” que hoy tienen las transferencias hay un “impacto expansivo en el nivel de actividad y en consecuencia sobre la economía, fomentado por el mayor consumo y/o la mayor producción de los bienes y servicios favorecidos”. El dato es que su recorte tendría efectos inversos.
En la comparación con otras jurisdicciones, Santa Fe es la que genera más recaudación por habitante para la Nación y la que menos recibe. A los fines de estudiar la distribución regional de los subsidios, en la cual se consideran las transferencias realizadas en cada provincia por el Ministerio de Planificación Federal, aparece también Santa Fe entre las menos tenidas en cuenta.
Según el Iaraf, junto con Corrientes y Córdoba, son las tres que menores transferencias per cápita reciben por año. Así, la relación entre las jurisdicciones que más y que menos subsidios reciben es de 53 veces.
En su análisis del impacto de los subsidios, el Iaraf señala tienen un efecto en la distribución del ingreso personal, en el sentido que pueden favorecer a personas de distintos estratos poblacionales. A su vez, si los subsidios son distribuidos de una manera desigual entre las distintas provincias, “existe un efecto regional de importancia a tener en cuenta. En definitiva, al momento que se decida una eliminación relevante de los actuales subsidios a la producción, es clave que se estudie la manera de mejorar sus efectos tanto sobre la eficiencia como sobre la equidad en el uso de los mismos, y evitar que se terminen acentuando las actuales distorsiones existentes. Aspectos como la gradualidad, previsibilidad y transparencia deberían ser los pilares de cualquier reforma a implementarse de ahora en más”, agrega.
El trabajo también avanza en el esquema que generará una baja y/o eliminación de los subsidios a la producción para que “no se acentúen las distorsiones que ya provocaron cuando fueron introducidos”.
Plantea que los subsidios introducen modificaciones en los precios relativos de la economía, ya que abarata un bien y/o servicio con relación al resto de los bienes de la economía que no se encuentran favorecidos por este esquema. “Esta baja de precio genera en las familias efectos que llevan a que se consuman más cantidades del bien o servicio subsidiado, a la vez que por el lado de la oferta se tiende a desalentar la inversión en nueva infraestructura que permita en un futuro obtener una mayor producción de estos bienes y servicios”, dicen los autores.
A nivel macroeconómico, el estudio advierte que por la “magnitud” que hoy tienen las transferencias hay un “impacto expansivo en el nivel de actividad y en consecuencia sobre la economía, fomentado por el mayor consumo y/o la mayor producción de los bienes y servicios favorecidos”. El dato es que su recorte tendría efectos inversos.
La Mañana de Córdoba.
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