24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.

Este día se conmemora el Golpe de Estado de 1976, el más sangriento de la historia argentina, y a las víctimas del terrorismo de Estado. Hablamos de Derechos Humanos, de los que fueron anulados durante el “proceso” y de los que hoy todavía esperamos lleguen a todos los argentinos.

En Argentina comenzamos a hablar de Derechos Humanos, cuando durante la última dictadura militar, se practicó una violación masiva y sistemática de estos derechos fundamentales, a través del aparato organizado del poder, que actuó bajo la forma del terrorismo de estado.

Más allá de las vivencias dramáticas y trágicas que en esas circunstancias soportaron miles de familias argentinas, los Derechos Humanos garantizan no solo el derecho a la vida, la libertad de pensamiento, el ejercicio libre de las ideas, además coloca un freno a todo lo que pueda minar el completo desarrollo del ser humano.

La Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (1948) establece que “todos los seres humanos, ricos y pobres, fuertes y débiles, hombres y mujeres, de todas las razas y religiones, sean tratados de manera igualitaria”.

Afirma que “los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que tienen derecho a la vida, la libertad y la seguridad de su persona, a la libertad de expresión, a no ser esclavizados, a un juicio justo y a la igualdad ante la ley. También a la libertad de circulación, a una nacionalidad, a contraer matrimonio y fundar una familia así como a un trabajo y a un salario igualitario”.