El 30 de octubre de 1983, los argentinos vivíamos emocionados el retorno a la expresión de la voluntad popular. De las urnas surgió el mandato que convirtió a Raúl Alfonsín en Presidente, produciendo lo que algunos definieron como “un instante único de felicidad colectiva”. Recordamos aquí su último discurso de campaña, en el Obelisco ante un millón de personas. Cuatro días después cambiaba nuestra historia.
Antes de ese día, nos quisieron acostumbrar a ponernos contra la pared, a que nos dijeran qué pensar, qué decir o qué leer. A obligarnos a parar el auto o bajar del colectivo y mostrar lo que llevábamos en la mochila o en el bolso, sólo porque se les ocurría. Olvidarse el documento te podía costar la vida. Figurar en la agenda de alguien, te podía hacer desaparecer. Todavía nos preguntamos cómo pudimos vivir así.
Y en esa vida que “no era mas que un blanco móvil”, un gran hombre nos mostró un camino de paz y esperanza. Todavía cantamos, todavía soñamos, nos emocionamos y lo seguiremos haciendo, escuchando al símbolo de la democracia en Argentina, nuestro querido Raúl Alfonsín.
Y en esa vida que “no era mas que un blanco móvil”, un gran hombre nos mostró un camino de paz y esperanza. Todavía cantamos, todavía soñamos, nos emocionamos y lo seguiremos haciendo, escuchando al símbolo de la democracia en Argentina, nuestro querido Raúl Alfonsín.
Ente de Municios y Comunas UCR
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